Espectáculos

Paolo Sorrentino presenta el cierre de su trilogía de Nápoles

CANNES. “El aprendiz”, la película sobre Trump sigue haciendo olas aquí, el jefe de su campaña presidencial amenazó hoy con emprender acciones legales a la vez que el director de la película ofreció organizar una proyección especial para el candidato mientras que la película registró el puntaje más bajo por parte de los críticos de la prensa mundial.

Por otro lado la llama olímpica, que actualmente da la vuelta por Francia antes de llegar a París para el inicio de los juegos olímpicos el 26 el julio, llegó a Cannes atravesando por manos de atletas y de actores en la alfombra roja del festival, siendo recibida por autoridades y la cúpula del certamen, la presidenta Iris Knobloch y el delegado artístico Thierry Fremaux.

Estos últimos fueron los que también dieron la acostumbrada bienvenida a las delegaciones, directores, estrellas y productores de las películas en competencia.

La más esperada, “Parthenope”, la última entrega del italiano Paolo Sorrentino, quien participa por séptima vez a la competencia del certamen donde en 2008 obtuvo el premio del jurado por “Il divo”. “Parthenope” completa el tríptico dedicado a Nápoles su ciudad natal por el oscareado director (“La grande belleza”, 2014). La parte anterior fue “La mano de Dios” (2021) donde Sorrentino se inspiró en sus experiencias de juventud en la ciudad a los pies del temible y aún activo volcán de Vesubio.

Esperada pero a la vez muy decepcionante resultó la película. El estilo narrativo vigoroso de “La mano de Dios” contrasta aquí con una realización lánguida y muy formalista. Lo que resulta es un filme innecesariamente largo que no logra contar con la participación y la empatía del espectador hacia el personaje principal, una mujer que desde su juventud hasta su edad madura sirve al director como guía narrativa de la ciudad y su gente.

Tampoco fue satisfactoria la segunda entrega de la competencia, la producción independiente norteamericana “Anora” de Sean Baker apreciado por su participación anterior en Cannes, con “The Florida Project”, en 2017 y “Tangerine”, multipremiada en varios festivales en 2015.

Baker no se muestra aquí a la altura de sus anteriores largos, al contar en tono de comedia con fondo social y crítico la relación entre una modelo, sexo-servidora en Estados Unidos y el hijo adolescente de un oligarca ruso. Al ritmo desenfrenado y bien controlado de la primera parte sucede un final poco inspirado y muy conservador en estilo y sentido. Resultado bastante desigual.

La tercera película en competencia, la francesa “Marcello Mio” del veterano Christophe Honore forma parte de los filmes cuya temática gira alrededor del cine y su gente. A diferencia de las otras dos presentadas aquí, “El segundo acto” de Quentin Dupieux que inauguró el certamen y “Oh Canada” de Paul Schrader, se acerca al tema de manera más ligera y menos pretenciosa.